Sunday, November 12, 2006

En seguida les muestro un relato de una compañera que de momento se mantiene anónima...



QUE NOCHE LA DE ANOCHE…

Tumbada aquí, sobre mi cama, con el pensamiento fijo en ti. Con un enorme deseo de agarrarte y apretarte fuertemente entre mis manos, todavía excitada con el recuerdo de la noche anterior.
En la noche cálida y sofocante, tengo incontenibles ganas de agarrarte y de decirte todo lo que siento. Tu recuerdo me tiene angustiada.

Apareciste... y desapareciste. Todo sucedió en esa noche y en esta cama.

Con fricción, te acercaste a mí. Sin mostrar pudor alguno, te pegaste a mi desnudo cuerpo.

Percibiendo mi indiferencia, te acercaste más y más...
Mordías todo mi cuerpo...

Sin recatos...
Sin escrúpulos...
Mis partes más íntimas supieron de ti.
Me volviste loca.

No sabía qué hacer.

Por fin... me dormí.
Hoy, cuando desperté, te busqué desesperadamente.
En vano.
No te encontré.
Ya no estabas. ¡Te habías ido! En toda la sábana, había muestras de lo sucedido la noche anterior.

En mi cuerpo dejaste huellas inolvidables.

Marcas profundas que tardarán mucho tiempo en sanar y que estarán mucho tiempo presentes en mí. Esta noche me acostaré temprano y te esperaré.

Cuando llegues... no quiero imaginar lo que va a suceder...
Me abalanzaré sobre de ti con la fiereza de un león y rapidez de una cobra.
Y ya no te irás. Ya no podrás escapar de mí. Te apretujaré hasta sentir la sangre de tu cuerpo. Sólo así podré descansar:

2 comments:

Unknown said...

suerte!...por que siempre existen los cuerpos que se vuelven fantasmas y entre velos andan y nunca alcanzamos.
o quizá no queremos alcanzar, pero sólo quizá.

multitoxico said...

Y HACI SEGUIRA SUCEDIENDO MIENTRAS CADA QUIEN PIENSE EN SU DESTINO, SIN PENSAR EN EL DE ENFRENTE